
El sistema cloacal es una de las bases fundamentales del desarrollo urbano y de la salud pública. Permite transportar y tratar los desechos cloacales de manera segura, previniendo enfermedades, mejorando la calidad de vida de la población y protegiendo el ambiente. Sin embargo, su correcto funcionamiento depende no solo de la infraestructura técnica, sino también del uso responsable que hagan de él quienes lo utilizan día a día: los ciudadanos.
En muchas ocasiones, por desconocimiento o por falta de información accesible, se podrían arrojar elementos indebidos por el inodoro o las rejillas domiciliarias: pañales, toallitas, aceites, colillas, restos de comida, entre otros. Estos residuos no solo dañan la red cloacal provocando obstrucciones, rebalses y malos olores, sino que también generan problemas ambientales y elevados costos de mantenimiento.
Este tipo de conductas, lejos de ser malintencionadas, suelen deberse a la ausencia de campañas informativas sostenidas que expliquen claramente qué puede y qué no puede ir por la red cloacal.
En pueblos pequeños como el nuestro, donde la cercanía y el trato directo permiten un vínculo más humano y personalizado, existe una gran oportunidad para revertir esta situación mediante una estrategia educativa pensada para llegar a cada uno de los hogares.
En este marco, nace la campaña «Cloacas con Conciencia», una propuesta integral que combina redes sociales, medios radiales y capacitaciones puerta a puerta con el objetivo de informar, sensibilizar y educar a la comunidad sobre el uso correcto del sistema cloacal.
La campaña no solo busca brindar información técnica, sino también promover una reflexión colectiva sobre cómo nuestras acciones cotidianas impactan en la infraestructura que compartimos y en el ambiente que habitamos. Fomentar una cultura del cuidado y del respeto por lo común es, en definitiva, una forma concreta de construir comunidad.
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